El día 30 de mayo, se llevó a cabo en el Centro Riojano de Madrid, la sexta conferencia del Foro Naciones Unidas, un conjunto de conferencias y debates sobre temas internacionales, con la idea de lidiar y debatir la problemática mundial, organizado conjuntamente por la Fundación Paz y Cooperación y el Centro Riojano de Madrid. En este caso se contó con la participación de la Excma. Sra. Dña. Marzenna Adamczyk, embajadora de Polonia, que trató el tema “La Polonia de Hoy”.
La próxima conferencia, que cerrará el ciclo de este I Foro Naciones Unidas, se realizará el 19 de junio, impartida por el Excmo. Sr. Hong-jo Chun, Embajador de La República de Corea, y que tratará sobre “El Deporte para la Paz en la Península Coreana”. Sin duda, una espléndida manera de finalizar este I Foro Naciones Unidas, que acerca los problemas globales a nuestra realidad.
La conferencia comenzó con el presidente del Centro Riojano de Madrid, José Antonio Rupérez, que presentó a la Embajadora de Polonia y el tema a tratar, recalcando la importancia del Foro Naciones Unidas, que unido a las catas internacionales, son los dos eventos que dan proyección internacional al Centro Riojano de Madrid.
Por su parte, el fundador de Paz y Cooperación, Joaquín Antuña, recalcó la importancia del Foro que está abierto a las embajadas y que es un foco para la política internacional que trae un viento diferente y un sabor cosmopolita. Asimismo, afirmó ser un gran admirador de Polonia, y la lucha que este país ha realizado para conseguir la democracia, e introdujo a la excelentísima Embajadora de Polonia, que a además de hablar un español perfecto, tiene un magnífico don de palabra, como buena profesora de Universidad.
La Excma. Sra. Dña. Marzenna Adamczyk se levantó para comenzar la conferencia (ya que como admitió su defecto es no saber hablar sentada), y dió las gracias por haber organizado un evento tan magnífico como este. A ello dividió su conferencia en dos partes, una más sentimental de Polonia y otra más histórica. Para comenzar, la Embajadora hizo esta pregunta, “¿Qué es Polonia?”
A partir de ahí relató detalles de la complejidad de Polonia, de la costa del norte, el sur plagado de lagos y bosques casi vírgenes, la parte de Pomerania Oriental donde está el último trozo de la selva virgen europea, y viven los últimos bisontes criados en libertad. Hacia el sur, la vista majestuosa de las montañas, que no son muy altas pero que están caracterizadas por estar siempre de un color verde todo el año. También habló sobre las dos ciudades polacas, Varsovia y Cracovia, destrozadas en la Segunda Guerra Mundial. Sobretodo Varsovia, que después de levantarse contra Hitler en 1944, sufrió uno de las derrotas más aplastantes, que costó la vida a más 250 mil personas y bombardearon la ciudad hasta que no quedó nada.
La segunda parte de la conferencia, trató sobre la historia de Polonia. La Embajadora nos relató como la primera nota escrita sobre la historia de polonia, fue a manos de un español que hacía excursiones hacia el norte de Europa en busca de sal y esclavos. Este español llegó al principio del siglo IX, describiendolo como un “estado bien administrado y con un rey nada detestable”. Polonia poco a poco empezó a crecer y en el siglo XVI ya habían dos grandes imperios en Europa, por un parte el español y por otra el palaco. Pero a partir del siglo XVIII Polonia dejó de existir como estado, y desapareció del mapa, dividido entre las tres potencias vecinas: Rusia, Austria y Prusia.
La Embajadora recalcó la importancia del papel que tuvo la iglesia para mantener la identidad polaca, donde finalmente los polacos recuperaron su independencia en el siglo XX. Fue en el año 1918 cuando Polonia recuperó su soberanía, después de más de 120 años de germanización y prusificación. Pero esto duró poco, tan solo 20 años, ya que en 1939 eran de nuevo atacados por la Alemania Nazi y luego por el este, por la Unión Soviética.
La pesadilla que sufrieron los polacos durante seis años que duró la Segunda Guerra Mundial, en el que país quedó destruido y perdieron el 25% de su población. A esto se le añade las horribles vivencias que ocurrieron, representados en los campos de concentración como Auschwitz construidos por la Alemania nazi, y donde se ejecutó “la solución final”.
Aún así, la Embajadora remarcó que Polonia fue el único país que no tuvo un gobierno colaboracionista con el estado nazi, sino que tuvieron un gobierno, ejército y tribunales que funcionaron de forma paralela y que intentaron mantener la moral de la resistencia polaca. Los campos de concentración, son sin duda la prueba necesaria de lo que un ser humano es capaz de hacerle a otro, y la necesidad de conocer la historia, para que esta no se repita.
Al finalizar la guerra, los polacos decidieron reconstruir Varsovia a base de imágenes, cuadros y recuerdos, y que gracias a ello, hoy está inscrito dentro de la lista de patrimonio de la humanidad. Pero después de la guerra, Polonia pasó a las manos del régimen comunista, que duró 45 largos años. Esto significó a nivel económico, una catástrofe total, en 1953 tenían el mismo PIB que España, pero mientras que el de España ascendía, el de Polonia no hizo más que decaer. La comida y los productos básicos pasaron a estar racionados, la agricultura se colectivizó, y solo la poca agricultura que quedó en manos de particulares sirvió para alimentar a la población.
Fue en el año 80, cuando se fundó el sindicato de solidaridad, que con el movimiento alentado por la elección de Juan Pablo II como Papa había levantado revuelo entre la población, y empezaron a originarse las primeras rebeliones e insurrecciones, que fueron aplastadas por los comunistas. Fue en 1989 cuando se celebran las primeras elecciones libres, una vez caída la Unión Soviética y el muro de Berlín.
Pero como insistió la Embajadora, las limitaciones más fuerte están en la mentalidad, en esa mentalidad marcada por la guerra y el comunismo que no dejó producir un gran cambio en Polonia. La población polaca había pasado por un comunismo, en el que un estado protector decidía y pensaba por ti, donde todo el mundo tenía trabajo aunque los sueldos eran muy bajos y el nivel de vida también. Por eso, afirmaba que mucha gente todavía pensaba “que se vivía mejor con el comunismo”, pensamiento natural después del gran choque que sufrió Polonia económicamente al caer la Unión Soviética. De repente, se produjo un gran paro y una extrema pobreza que afectó a millones de personas.
En contraste con la Polonia de hoy, un país que actualmente está dentro de la OTAN y de la Unión Europea, donde hay poco paro, tan solo del 4%, y un desarrollo económico del 5%. Aunque la Embajadora reveló que para igualarse al resto de países de la Unión Europea, el ritmo de desarrollo tendría que ser de un 12%, y por tanto, aún hay una gran brecha por recuperar.
Al finalizar la conferencia, se abrió un turno de preguntas que trataron sobre la secularización europea y la importancia de la religión en Polonia, los resultados de las elecciones europeas o el camino de Santiago desde Polonia, preguntas que la Embajadora respondió sin ninguna dificultad y dando su opinión.
Acabó la conferencia, haciendo hincapié en la falta de soberanía de Polonia a lo largo de su historia, y que recuperó en el siglo XX, para perderla 20 años después, a causa de la Alemania Nazi y la Unión Soviética. Es por ello, que Polonia es muy recelosa de su soberanía que tanto le ha costado conseguir.
Sin duda, la conferencia sobre “La Polonia de Hoy” a cargo de la excelentísima Dña. Marzenna Adamczyk fue interesante y de gran relevancia, y los asistentes pudimos disfrutar de una gran oradora y una magnífica conferenciante que nos dejó sin duda cautivados a todos.